Artemisa Gentileschi

Judith decapitando a Holofernes 1620

Descubrí a Artemisa Gentileschi gracias a mi profesora de arte Donatella Franchi. Su obra me pareció imprescindible desde el primer momento. Después de haber profundizado en su trabajo me sorprendió el poco reconocimiento a la obra de la artista en el panorama artístico internacional. En la mayoría de las biografías que he leído se remarca su obra como una reivindicación por el abuso que sufrió por parte de un profesor de arte. Se la describe como: “Artemisia Gentilleschi, hija de Orazio Gentilleschi y violada por Agostino Tassi”. Personalmente creo que tal referencia la empequeñece dado que fue una artista en mayúsculas. 

Su fortaleza emerge en cada lienzo mostrando cómo una mujer artista del siglo XVII tomó su libertad en un mundo de hombres pintores. Su iconografía rescata a las figuras bíblicas históricas desde su mirada femenina. Me quedé impresionada ante su representación del episodio de Susana y los viejos tan distinta a toda la iconografía anterior de la obra. Me conmocionó como refleja el acto de negación de Susana frente al acoso de los hombres. Además de pintarla con tan solo 16 años de edad. Las protagonistas de sus obras son mujeres heroínas que deciden, que actúan, que muestran complicidad entre mujeres. Un buen ejemplo sería el caso de la representación de Judit en la decapitación de Holofernes

Sus mujeres no son víctimas, ni almas nostálgicas, por tanto me parece injusto que la crítica la defina como tal. Empobrece su obra. La iconografía que genera y que parte de una genealogía femenina muy rica queda a un lado para resaltar su afán de venganza, basando todo su talento en un trauma vivido años atrás. Se le atribuye la fuerza con la que pinta a Judit, en el año 1612, el año en que sufrió el abuso, por lo tanto se dice que fue pintado en caliente, después del proceso. No digo que el hecho no la influyese, obviamente las circunstancias de la vida de los artistas se reflejan en su obra, pero basar su forma a ese suceso me parece decepcionante. Su experiencia expresada desde su propia vivencia es importante pero, desde la crítica, se usa para encasillarla de un modo determinista y de ese modo encuentran una falsa explicación a su necesidad de reconstruir imágenes de fortaleza femenina. Ella crea desde su verdad. Su visión de mujer rompe los moldes de Caravaggio, Rubens y su propio padre, entre otros. 

Veo imprescindible mostrar la mirada femenina en las escuelas, en los museos, en nuestra cultura y de ese modo romper con el erotismo de la violación que se muestra en tantas escenas artísticas de nuestra cultura judeocristiana. Si el deseo se construye, eso generaría la posibilidad de otro tipo de mirada, de mostrar qué es el consentimiento, el respeto hacia las mujeres y el placer mútuo. Una mirada femenina es totalmente necesaria en el arte, en la escuela, en la vida. Además de su contextualización. Hace falta mostrarlas porque Artemisia no fue la única. Debemos destacar el papel de las mujeres en la sociedad para poder crear una narrativa colectiva completa.

La importancia del trabajo de investigación de las historiadoras feministas no tiene precio. La herencia oculta tan necesaria para crear una consciencia colectiva acerca de la mujer artista, la mujer culta y la genealogía femenina. Desde siempre hemos oído que las mujeres pintaban a la sombra de un hombre y hoy sabemos que es falso. Siento la  necesidad urgente de mantener la memoria que nos dejaron, recuperando todas las mujeres artistas valiosas y que aún no hemos conocido o que no han sido reivindicadas por haber sido falsamente atribuidas a artistas masculinos. 

Pintura de Artemisa Gentileschi, Susana y los ancianos (1610)
Susana y los viejos 1610

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