La puerta
Tanto deseaba estar aquí. Con él. Piel con piel. En las noches de relámpagos y lunas nuevas. Envuelta de palabras que elevaran el encuentro. Huír a ese lugar más allá del amor. Recuperarnos con el impulso de lo no vivido. Pero llega el día y con él la duda. Me golpea el preludio de algo que no espero.
El deseo se posa y la niebla nos visita al mediodía. Quiero que vea lo pequeño, lo invisible y así traer el mar a la tierra. Pero no sucede. Dejo de esperar lo esperado. Huyo al negro vacío, a ese tan incómodo pero mío. Los silencios se vuelven ruido. Mis helados brazos ya no notan su cobijo. Todo resulta precario. Sus bermudas caqui no lucen igual que aquel verano. Sus palabras me atraviesan como pequeñas agujas.
Durante días coloco el tope a la puerta. Me acerco al dolor y encuentro belleza. Un rugido en la boca del estómago. Aunque sigo aferrada a no sé qué, a no sé quien.
Repito gestos desde la obediencia, desde la posibilidad de. Procuro abrochar mi sonrisa, que no se note, que no lo note. Las palabras rozan la punta de la lengua pero deciden no salir. No pronunciarse.
El repliegue del tiempo con sus dragones. No se termina pero se gasta. Se vicia. Ya no quiero inventar más historias para no despedirme. Nada de nadie. Quiero volver a dormir bajo mi colcha zurcida. En la cama silenciosa y blanca. Comer en la mesita metálica frente a una vela. Quiero perderme en el estante de libros. Quiero entender y seguir soñando. Desvanecerme en mi sofá malva y cerrar la puerta.
* Relat publicat al número 18 de la revista Letra Heridos a l'Agost de 2021. Pàgina 22
Enllaç de la revista en Pdf:
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