Après mai, 2012.
Olivier Assayas nos sitúa en París a principios de los 70. El triunfo de la Revolución cubana, la descolonización, los movimientos de izquierdas en Latinoamérica y la injusta Guerra de Vietnam generaron un gran movimiento solidario en gran parte de Europa y de Estados Unidos en contra del imperialismo. El movimiento obrero se unió al estudiantil contra la diligencia sindical y el sistema dando paso a la agitación de mayo y junio del 68.
El film se centra en un grupo de estudiantes que se ven inmersos en la protestas antisistema y la efervescencia creativa de la época. Después de los acontecimientos de mayo del 68 se desarrolla un cambio de perspectiva a nivel social, cultural y política. Los ciudadanos protestan por la dignidad de sus derechos, cuestionando la sociedad de consumo influida por los medios de comunicación masivos y ligada al sistema capitalista. Las diferentes corrientes quedan reflejadas claramente en el film, como el desarrollo de la Revolución Cultural en China que se convirtió en un nuevo referente para los sectores de izquierdas europeos, así como las primeras organizaciones maoístas.
Assayas nos muestra el entusiasmo que movilizó a los jóvenes hacia un compromiso político de fuerte emergencia. La historia muestra un viaje, en el que la post-adolescencia inicia un proceso de descubrimiento de libertad a todos los niveles; personal, sexual, artístico y político por distintos lugares de Europa. La lucha alternativa, la pintura, la poesía, el cine comprometido, declaraciones de intenciones políticas; dibujan un todo que engloba a una generación. Todo ello narrado al estilo propio del director: ritmo intenso, cámara en constante movimiento y cortes bruscos. Cabe destacar la ausencia de música que genera en el espectador una sensación de realismo espontáneo.
Al visualizar el film descubrimos que las cosas no han cambiado tanto: la crisis económica, la falta de de derechos sociales, el paro juvenil, la corrupción de los gobiernos, la injusticia y la represión. Pero hoy en día la juventud vive un presente estático, inmóvil, sin fuerza; con la sensación de que su voz no pesa. Estamos faltos de un análisis global que determine una revolución social, una nueva perspectiva de nuestros valores; nuevamente influidos por el sistema de consumo. Por todo ello la nostalgia de esa época nos invade al rememorar la primavera del 68: una mirada a la revolución, una sociedad más culta e interesada en la política, con ganas de escribir una nueva historia.
Hace falta un plan de acción contra la misma idea de gobierno. Debe cambiar esta sociedad sin forma en la que vivimos conscientes que todo engloba engaño, estafas, explotación, clasismo, egoísmo y superficialidad.
Debemos luchar por un futuro más brillante, con esperanza; debemos inventar nuestra propia utopía y hacerla real.