Epílogo

Un largo viaje hacia el fondo de mi alma. Ha sido un duro trayecto con sus empinadas cuestas y sus deslizantes descensos pero he logrado saborear cada minuto y entregar todo lo que mis manos han podido ofrecer. No obstante, la dura realidad se ha chocado de bruces contra mi persona, mis creencias y esperanzas dejando entrever mi lado más vulnerable. De ese modo opté por escudar mis sentimientos debajo de un blando terciopelo aparentando mi fortaleza frente al mundo. Aún así quise profundizar lo máximo pero nunca en primera persona debido al gran respeto que sentía hacia todas y cada una de esas admirables mamás que mostraron su enorme valentía al salir adelante después de tal terribles sucesos. Una vez más lamento descubrir el maléfico egoísmo del ser humano, en concreto de algunos hombres, y sus pornográficas consecuencias, destruyendo así la magia de la inocencia del ser más dulce que existe.

No obstante, me llevo mucho amor e ilusión por creer en la bondad de algunos. Personas que son capaces de entregar su vida entera en beneficio de alguien que lo necesita, tratándoles como miembros de su misma familia. Gracias a ellos la esperanza nos aguarda en la cajita (de Pandora) y nos proporciona fuerzas para poder seguir sin vendarnos los ojos.

Me siento afortunada por haber observado el gran desarrollo de Mantay en tal solo un mes, dando lugar a nuevos proyectos, ilusiones, privilegios y aprendizajes. Confío en la forma de hacer y en las propias leyes que mantienen el exigente espíritu de lucha de dicha asociación.

Sé que he logrado realizar varias pinceladas en el papel pero me queda la sensación de un trabajo incompleto, el cual espero finalizar algún día aportando toda mi paleta de colores.

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