Día 26


Lunes. Me despierto temprano para recorrer por última vez las calles de Cuzco. Desayunamos en un café y charlamos de lo rápido que ha volado el tiempo. 

Me siento algo culpable por no haber vuelto ayer a Mantay finalmente. Resultaba complicado volver a despedirse. Detesto esa parte. Me repito que fue la decisión más acertada.

Decido volver a sentarme en un banco en la hermosa plaza de Armas. Los vendedores ambulantes no dejan de acecharme pero logro disuadirme rápidamente. Intento grabar cada inhóspito rincón en mi retina. Mágico lugar.

En unos minutos tomamos el camino de regreso al hostal para despedirnos de la señora y de nuestro encantador César. Prometen seguir en contacto.

Tomamos el avión a media tarde. Resulta triste alejarse del hermoso valle y siento como si una parte de mí se hubiese quedado allí.

A la llegada, Sheyla y Marc vienen a recogernos. Marc cubre su rostro con una mascarilla. La mayoría de niños la llevan debido al rápido contagio de la mundialmente conocida Gripe A. Tomamos un taxi que nos lleva de vuelta a Chorrillos. La estridente música del taxi resuena en mis oídos. No podría ser otro que Michael Jackson. Sheyla y el conductor conversan durante el largo trayecto del famoso artista y de su carrera profesional. Volvemos a la casita de madera en donde recogemos a Arles. Muy contento nos abraza. Por la noche nos reencontramos con el resto de la familia y nos reciben con una grata y familiar bienvenida.

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