El parón nacional
Nos despertamos temprano y desayunamos en la casa. Decidimos pasar la mañana de compras, principalmente ropa de abrigo para el Machu Picchu. Nos adentramos en los distintos mercadillos indios. Regateamos hasta conseguir un precio razonable. Al llegar a la plaza de Armas descubrimos que se esta ejecutando una multitudinaria manifestación. Peruanos de todos los tipos rodean la plaza y bien agitados gritan: El pueblo unido jamas será vencido.
Resulta ser una huelga pacifica en la que protestan por los derechos humanos, piden mejoras en los derechos de los trabajadores y hacen duras críticas contra el presidente Alan García. Incluso pasean un ataúd con su nombre. Un par de líderes sermonean constantemente y su voz resuena desde los altavoces de la plaza. En un lado de la plaza han expuesto carteles y fotografías mostrando algunos de los muertos en la selva. Critican la burocracia y que el único objetivo del gobierno sea la búsqueda de petróleo y la riqueza a costa de los pobres.
Cuando nos dirigimos a la parada de autobús nos percatamos de que la calle está totalmente desierta, ningún taxi ni combi, algo inusual en la calle Ayacucho.
Preguntamos a uno de los policías que rodean el acontecimiento y nos explica que es un parón nacional. Después de la noticia decidimos pasear y visitar algunos de los distintos distritos de Cuzco que nos quedan por descubrir. Subimos San Blas hasta arriba y allí encontramos bares musicales y muchas tiendas turísticas. Después paseamos por la plaza del Regocijo, entramos en la iglesia de la compañía de Jesus y nos fotografiamos junto la piedra de las 12 caras.
Decidimos cenar en un restaurante de pollo a la brasa para festejar mi cumpleaños. Al llegar a la casa notamos como la piel de nuestra cara está totalmente quemada debido al cambio de temperatura que existe entre el duro sol de la mañana y el frío de la tarde.