Día 2: Lima
Al levantarnos, bajamos a tomarnos una ducha de agua "tibia". Desayunamos pan recién salido del horno y café peruano. Los niños comienzan a desprender confianza y ya bailan algunos pasos de Michael Jackson frente a nosotras. Decidimos visitar el colegio de los bebes (como ellos dicen) ya que celebran el día del profesor.
Nada más llegar rezan una oración todos alzados y después cantan el himno del Perú. Milenko resulta ofendido porque comenta que la mayoría cantan por cantar sin sentir nada en absoluto. Después el director de la escuela empieza su sermón de unos 40 minutos en los que recalca las palabras respeto y orden desmesuradamente. Finalmente Marc hace su aparición en la actuación sin seguir su papel y mostrándose reticente al abandonar a su madre. El colegio resulta ser bastante nuevo y por ello no disponen de muchos recursos para sus alumnos y alumnas, por ello realizan distintas actividades en las que las familias colaboran económicamente para conseguir ordenadores o acceso a internet entre otras. La educación conocida como tal, aquí implica la obediencia, las matemáticas, escritura, memorización y la buena presentación. Manca la experimentación y la motivación de los alumnos. Lo que nombraríamos como la vieja escuela.
Después de despedirnos hasta la noche, visitamos de la mano de Milenko los rincones más hermosos de la ciudad. Recorremos algunos de los distritos más conocidos, como Barranco (barrio bohemio), Miraflores (lugar turístico lleno de boutiques y grandes hoteles) y la Lima antigua. Visitamos la famosa Plaza de Armas y nos deleitamos con su mágica presencia. Su visión nocturna resulta incluso más hermosa. La plaza San Martín, el santuario de Santa Rosa, el monasterio de San Francisco y varios museos. El primer museo resulta ser el de la Inquisición en donde me muestro totalmente indignada por las explicaciones de la guía describiendo el acto como una celebración. Milenko me recuerda que nos encontramos en un país muy creyente. Seguidamente nos adentramos en las catacumbas y después de comer nos disponemos a subir al cerro de San Cristóbal donde se divisa la magnitud de la segunda ciudad más grande del mundo. Desde allí se observa la caótica Lima frecuentemente comentada en las guías.
Al regresar a casa, paseamos por el distrito de Chorrillos, tranquilo y con un aire rural, rodeado de parques y pequeñas casitas.