Dalat en moto

El frío me despierta. Agradable en parte, contrastado con el agobiante calor de los pasados días. Me dispongo a alquilar una motocicleta, ya que prefiero hacer mi propia ruta que depender de uno de esos famosos Easy riders. La lluvia me hace estacionar en una cafetería situada en medio del lago Xuan Huong. Me relajo mientras cae la lluvia. Las motocicletas siguen en movimiento alrededor del lago aunque solo logro diferenciar los distintos colores pintados por los chubasqueros que visten los conductores.
Esta ciudad me resulta muy distinta a las anteriores. Se asemeja a un ciudad europea. Cafés decorados con estética, ordenadores y teléfonos móviles de alta definición, las calles ordenadas. Imagino que no todos deben disfrutar de ese privilegio. La lluvia no cesa, sigue empanando los cristales de la cafetería.
La influencia francesa recorre el país pero aquí resulta desorbitadamente mayor, incluso disponen de un pequeño Moulin Rouge.
La lluvia se hace más débil, así que finalmente decido tomar la moto. Esta moto también tiene marchas pero ya no es un problema, me he acostumbrado. Visito las cascadas Cam Ly, donde pareces estar en un cuento de niños, después el Palacio de verano de Bao Dai: un edificio art-deco. Vislumbro entre el paisaje la universidad de Dalat, observo las onduladas formas de la Hang Nga Crazy House aunque me niego a entrar por su parecido a una atracción de feria.
En unas horas vuelvo a parar debido a la fuerte lluvia. Me dispongo a encontrar el teleférico. Resulta complicado al no entender las señalizaciones. Finalmente consigo verlo.
Antes de devolver la motocicleta visito la pagoda Linh Son. Observo desde lejos como oran. Esta ciudad me resulta del todo familiar. Incluso conduciendo me siento más tranquila, quizá sea porque usen los intermitentes.