Las dunas
Después del desayuno, nos adentramos en la aventura de dos ruedas. Cada uno lleva su motocicleta. Primero haremos el recorrido más largo hacia las White Dunes. Son 30 kilómetros.
Nadie en la carretera. Parece haber pocos turistas en estos días, quizá porque estamos en época de lluvias. De momento, el clima nos acompaña, el sol ilumina hasta el ínfimo rincón. El paisaje que vislumbramos nos impresiona. Bordeamos la costa dejando atrás el pueblo de pescadores. Por el camino vemos cómo la masiva construcción se va acrecentando. Palmeras rodeando lagos y bordeando la playa. Al otro lado observo las dunas de arena envueltas entre la naturaleza. Vemos a un jeep desviándose por un pequeño camino. Le seguimos. Estamos en lo cierto. La arena cubre partes del camino y desgraciadamente no me detengo, mi moto se desequilibra y pierdo el control. Caigo de bruces y me lastimo el codo y la pierna derecha. La motocicleta queda cubierta de arena. Se acerca un señor de la zona y me ayuda a levantar la moto y a situarla de nuevo en el camino. Le doy las gracias. En ese momento en lo único que pienso es en el resentimiento de mi cuerpo. Mi compañero se da cuenta de lo sucedido y da marcha atrás para socorrerme. Me hago la valiente y vuelvo a subirme a la moto. A los pocos metros hemos llegado a nuestro destino.
Una vez allí veo que la herida de mi brazo no deja de sangrar. En ese momento un niño se me acerca y me cubre la herida con dos tiritas en forma de cruz. Me siento agradecida.
Nos adentramos a descubrir las dunas. Otro chico nos acompaña con dos sliders para que nos deslicemos por las altas dunas. Cruzamos un bosque y de repente, enfrente de nosotros, vislumbramos las enormes dunas blancas. Impresionantes. Se levantan encima de un estanque rodeado de flores. A los lados unos caballos beben agua. El panorama es completamente mágico.
La lluvia comienza a mojarnos y aumenta por minutos. Decidimos detenernos frente las dunas rojas y aprovechamos para comer algo. La tormenta resulta desbordante.
En el momento que la lluvia se debilita cruzamos la carretera para tomar algunas fotografías. Finalmente llegamos al resort y una vez allí nos despedimos. Descanso durante unas horas.
Por la noche disfruto de algo de música mientras me tumbo en una hamaca junto al mar. Los pescadores lanzan sus últimas redes por hoy.