Mui Ne


El frío del día anterior se me ha calado en los huesos. No podía conciliar el sueño hasta que he agarrado la chaqueta de lana. Me despierto temprano para no perder el autobús con destino Mui Ne. Tras largar deliveraciones decido finalmente alargar mi estancia en Mui Ne y prescindir del Delta del Mekong, ya que no dispongo del tiempo suficiente para disfrutarlo y seria demasiado tiempo en la carretera.

Llego al mediodía después de un accidentado recorrido. Resulta ser como el resto pero esta vez he mantenido mis ojos frente a la carretera: falta de señalización, fuertes lluvias, piedras en el camino, caminos estrechos, sonidos de claxon constantes, etc.

Me alojo en un resort, ya harta de pequeños hoteles con colchones blandos de muelles. Allí dispongo de un bungalow. El tiempo no acompaña y es una pena porque el lugar es un verdadero paraíso. Abandono la lectura junto al mar y me refugio bajo mi pequeña terraza. Conozco a un señor vietnamina, residente en Mui Ne y muy orgulloso de serlo. Resulta estar muy interesado en practicar su inglés estudiado en el gran Saigon. Me explica anécdotas de su pueblo y no para de repetir lo bien que se vive aquí. Quedamos en vernos más tarde aunque finalmente no podrá ser.

Después de caminar por la carretera bajo la lluvia tomo el camino de vuelta, ya que las distancias resultan ser muy largas a pie.
A la hora de cenar comparto risas con unas trabajadoras del resort mientras vemos una famosa película americana. Será que las tonterías no entienden de culturas.
Acabo el día conversando con un norteamericano, de Luisiana. Hablamos de varios temas hasta que llegamos a la política. Afortunadamente resulta ser partidario de Obama. Quedamos al día siguiente para alquilar unas motocicletas y visitar las dunas.

Al llegar a la habitación observo como los mosquitos la han invadido. Espero que no sean de los que transmiten la malaria o el dengue.

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