Ho Chi Minh


Me despierto cansada ya que las magulladuras del día anterior. No me han permitido dormir con regularidad. Es temprano y me dispongo a descubrir la playa a esta hora, desafortunadamente la fuerte tormenta de anoche ha traído mucha basura a la orilla. De todas maneras me tumbo al sol para aprovechar el poco tiempo que me queda antes de partir. A las 2p.m sale mi autobús hacia Saigon/Ho Chi Minh. En el autobús descubro que al otro lado de la playa había más ambiente. Disponibilidad de tiendas, un amplio paseo para caminar, las ultimas infraestructuras, etc.

Después de 200km y 5 horas y media de viaje entro en la ciudad de Saigon. Agotada y bajo la lluvia me dispongo a pasear un rato. No tengo mucho tiempo ya que mi avión sale de madrugada.
Ho Chi Minh o la tierra de los estafadores. Quizá sea por mi experiencia en particular. Las estafas estan a la orden del día. En todos los viajes existe un momento fatídico que recordarás para la posteridad y siempre lo asociaras con ese viaje. Ahí va el mío. 

Después de caminar cargada con mi equipaje un largo rato, me detengo en un pequeño establecimiento con tal de llevarme algo a la boca. Las luces iluminan toda la ciudad, grandes pancartas, grandes tiendas. No dispone de mucho interés cultural pero dispone de un gran surtido de tiendas, restaurantes y hoteles. Decido pasear por el mercado de Ben Tranh antes de dirigirme definitivamente al aeropuerto. La lluvia me obliga a avanzar mis planes, así que negocio el precio del trayecto con un motorista pero acabo rechazándolo porque no me parece seguro. Finalmente decido tomar un taxi. Regateo el precio con los taxistas y llegamos a un acuerdo. 150.000 dongs. Al llegar a la entrada del aeropuerto y pagarle el precio acordado el taxista se niega y me señala el taxímetro. Resulta claramente manipulado ya que la cantidad mostrada es desorbitada. Unos 50 euros aproximadamente. En ese momento intento abrir la puerta del coche sin éxito, ya que el taxista las ha bloqueado desde dentro. Un escalofrío recorre mi cuerpo. Observo que estamos algo apartados del aeropuerto y solo veo un descampado. Trago saliva e intento no perder la calma y hacerle entender que está equivocado, pero él se limita en repetir la palabra Money sin cesar. Mi mente recuerda cuanto dinero llevo en efectivo. Le comento que me resulta imposible pagarle esa cantidad porque me quedaría sin un centavo. Reduce el precio pero sigue resultando excesivo. No puedo pensar y me desmorono. Le ruego que por favor no siga con esto. Aunque sentía todo el temor del mundo en ese momento, no dudaba en que lo único en lo que estaba interesado era mi dinero. Finalmente establecemos un precio medio de 200.000 dongs pero al no disponer de cambio se queda en unos 250.000 dongs. Sé que me está estafando pero solo pensaba en salir del coche. Suelto el dinero y me abre las puertas. Al llegar al aeropuerto no dejo de llorar.

Me disponía a quedarme en el aeropuerto pero me anuncian que lo cerraran en breve, así que no me queda otra que coger otro taxi para que me acerque al hotel más cercano. El taxista también me cobra más de lo que debería, pero no tengo fuerzas de negociar. El hotel resulta carísimo para lo que es pero lo acepto y me dispongo a descansar unas horas.

Sobre las 4h y media tomo una mototaxi para desplazarme al aeropuerto una vez mas. El taxista vuelve a cambiar la oferta del inicio. Finalmente llego al aeropuerto con el inmenso mal sabor de boca que me ha dejado esta ciudad.

Lo sensato seria no recordar este tramo del viaje solo por este suceso, pero en el momento la rabia es tal, que hubiera abandonado el país en ese preciso instante.

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