Día veinticinco

Vuelo a Hanoi muy temprano. Empiezo a comprobar los moratones que me causo el pequeño accidente de motocicleta. Escojo un buen hotel, quiero despedirme de Vietnam a lo grande. De todos modos no resulta muy caro. Me tomo el día bastante relajada. Debido a que me alojo en la zona más segura paseo sin preocupaciones. Es un barrio muy bonito. Paseo por las pequeñas tiendas y como en un bonito restaurante italiano. Estoy en el barrio de St Joseph Cathedral.
Vuelvo a mi hermosa habitación a descansar. Me resulta alucinante dormir en unas sábanas blancas y pulcras. Vuelve a llover con fuerza.
Esa noche reflexiono sobre los modales de los ciudadanos vietnamitas. Resulta algo extraño para los occidentales aceptar ciertos modales como una normalidad: eruptar o escupir en un lugar público o mientras te estan hablando, empujar a la gente hasta que se aparte de tu camino o ser el último en llegar a una fila y colocarse el primero con toda normalidad. A parte de ello los consideraría inocentes y sin maldad aparente.