La tortilla de patatas


Hoy mi grupo prepara la comida. Así que de buena mañana, como la mayoría de vietnamitas nos desplazamos al mercado. Después de la lluvia resulta agradable pasear por aquí: descubriendo nuevos colores, tipos de arroz, sombreros vietnamitas, y de entre todo ello no pueden faltar las motos. 

Sonidos de claxon entre regateo y regateo, bicicletas en donde transportan la comida los vendedores, carretillas llenas de otros productos que se entrelazan con los animales que corretean por el mercado. Después de conseguir los ingredientes necesarios volvemos a la casa. Allí me dispongo a cocinar una tortilla de patata y una sopa. La comida debe ser para dieciocho personas. Debido a ello las vietnamitas me ayudan a pelar patatas. Finalmente y fuera de hora, la tortilla llega a la mesa, en pedazos debido a la falta de utensilios. No dura ni diez minutos. A los niños y a las niñas les encanta y devoran la comida. Una voluntaria local nos explica que para muchos será el único plato de su día.

Por la tarde paso un rato con ellos. Les enseño un par de palabras en inglés y ellos me las traducen al vietnamita. Después leemos juntos. Algunos de ellos se sienten atraídos por aprender, otros vienen por la comida.


Pasadas unas horas, nos disponemos a visitar el Templo de la literatura. Increíble. Fue la primera universidad en Ha noi. Después de captar algunas fotografías, el grupo se divide y nos dirigimos al barrio antiguo. Allí nos perdemos entre las tiendas y finalmente tomamos un café en un alto edificio cerca del lago Hoan Kiem. En dicho lugar, solo se encuentran un par de vietnamitas que pueden permitírselo. Disfrutamos de muy buenas vistas mientras charlamos y nos relajamos. Tiene aire acondicionado y sirven brownie con leche.

Finalmente volvemos a casa en moto-taxi. Dos de nosotras en cada moto. Interesante experiencia. La lluvia vuelve a barrer las calles y nos cubre hasta pegar la ropa a nuestra piel.


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