Sa pa en moto



La mañana comienza con un día soleado. Me pongo en marcha para recorrer los alrededores de Sa pa. Decido alquilar una motocicleta. Escojo una con marchas debido a la diferencia de precio. Desayuno en un apetitoso café Baguette e chocolat: un suculento sandwich. El local recauda fondos para las familias desfavorecidas.

Cuando termino, me desplazo con la motocicleta hacia el sur. Intento seguir el mapa de carreteras que he comprado.
Me resulta complicado usar las marchas al principio, además  de tener que estar pendiente esquivando los animales,  caballos o búfalos; niños o a las otras motocicletas por esas estrechas carreteritas. El inconveniente de usar esta moto es no poderse desplazar hasta el interior de los poblados. Todo y eso disfruto del indescriptible paisaje. Paso por distintos poblados, como Lo La Chai, Ta van, Giang ta Chai, Van Den Su o Hoang Lien.

Por el camino que conduzco descienden, en ocasiones, cascadas de agua, lo cual, además de mi peso, hace tambalear mi pequeña motocicleta. En una ocasión pierdo el control pero afortunadamente alguien para a socorrerme. En otro sobresalto me voy directa a un barrizal y mi pie derecho queda totalmente cubierto de barro. Un señor que está trabajando en el campo viene a ayudarme. Empuja mi moto mientras no para de reír.

Después, al regreso, paseo por la ciudad y descubro un estanque precioso en el centro de la villa. Recorro otra carretera hacia el norte donde tomo una bonita fotografía del lugar. A la vuelta, bajo hasta Cat Cat Village. Abandono la moto a 1 kilometro y medio del poblado y desciendo a pie. Allí vislumbro unas cascadas de agua realmente especiales. Cuando me dispongo a recuperar la motocicleta tengo un pequeño encuentro no muy agradable con el vigilante de la frontera de la villa. Me niego a pagar por haber estacionado la moto allí, ya que era algo obligatorio. Arranco y le dejo atrás con su mala cara. Devuelvo la motocicleta y me dispongo a comer algo antes de marcharme. El autobús vuelve a desplazarse de la ruta debido a que la estación de Lao Cai sigue sin funcionar. En el autobús de vuelta conozco a un argentino muy divertido con el que conversamos largo rato. Al llegar a la estación me reencuentro con las cooperantes y compartimos el viaje de vuelta.






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