Emily Dickinson


Siempre he considerado a Emily Dickinson una escritora con un gran mundo interior. Se relacionaba solo con algunas amistades, con las que mantuvo una larga correspondencia. Si partimos de las necesidades de las mujeres escritoras que sostuvo Virginia Woolf podríamos constatar que Dickinson contó con ambas: un espacio propio de creación y las necesidades económicas cubiertas. En la mayoría de biografías de la poeta se la tacha de “rara” por el hecho aislarse y haber decidido no casarse. Evidentemente fue juzgada por la sociedad patriarcal como una mujer indeseable. Otra de las cuestiones “incomprensibles” sobre su vida es el haberse negado a publicar sus poemas. Todos estos factores son los que me atrapan y me acercan a ella. Decidió ser libre y lo fue. 

Otro de los puntos por los que la sociedad patriarcal la tachó de ignorante fue el uso de vocabulario o gramática basado en una época concreta. Me resulta inverosímil ese juicio tratándose de una mujer culta, curiosa, lectora y con estudios superiores. 

Mi curiosidad por ella fue aumentando a medida que realizaba una investigación acerca de su vida de la mano de una asignatura del máster de Duoda. Su imagen de mujer virginal, encerrada e incluso insana quedó diluida desde el primer momento. La sociedad puritana en la que vivió no reconoció su grandeza pero ella consiguió ser libre dentro de esa rigidez. Ella sabía que sus poemas no eran aceptados por las normas poéticas y convencionales de su época, ya que contradecían lo que era apropiado para una mujer poeta. Entiendo ahora las controversias y análisis que fue llevada su poesía por su forma de diario personal. Y que debido a todo ello y a su decisión de mantener su libertad femenina intacta solo se publicaran siete poemas en vida. 

¿Por qué el incesto de Emily fue velado en prácticamente todos los trabajos que se han hecho sobre ella?

Me alegro que Ana Mañeru y Maria Milagros Rivera se atrevieran a poner nombre a esas vivencias de Emily Dickinson en su libro de la editorial Sabina. Es increíble cómo los estudiosos convencionales no revelaron la magnitud de su obra, de sus experiencias y como trabajaron desde una perspectiva meramente masculina. 

En la cultura patriarcal, judeo-cristiana y puritana en la que ella vivió, se divinizaba a los hombres y a las mujeres se las consideraban simplemente compañeras de éstos. Por esa razón, entiendo que en el momento en el que ella vivió, el incesto se mantuviera en secreto, ya fuera por el escándalo en la familia como por la misma Academia. Pero resulta inverosímil que siga ocultándose, o manteniéndose en un segundo plano, actualmente. La Academia también ocultó su historia para empequeñecerla, desde los diminutivos que usaba, su reclusión, su locura o su fragilidad vestida de blanco. El patriarcado quiere mostrar que mediante la violencia podemos ser controladas, enmudecidas y negadas; por tanto es difícil para este mostrar que una mujer pueda rehacerse y generar una fortaleza desmedida después de un acto violento en su vida. La grandeza de Dickinson no puede ser medida. Es difícil entender por la sociedad expansiva, que se mueve para afuera que una persona pueda ser libre en su casa. Como expresa Adrienne Rich: “Emily Dickinson parecía decirme que el intenso acontecer interno, personal y psicológico era inseparable del universal”. 

Otra de las razones que creo que puede resultar una razón elocuente para ocultar el incesto es la protección de la familia. La familia como el centro de la sociedad, algo inquebrantable que debe mantenerse unido. Es el centro de la vida, del sistema de producción, del capitalismo y de la sociedad de consumo. Además de algo fundamental en la religión cristiana. La familia debe mantenerse intacta a cualquier precio. En vez de cuestionar dicha institución, como puede ser la familia, se cuestiona a las mujeres o se les extraen derechos en beneficio de ésta. 

Por otro lado me han sorprendido las estructuras amorosas de la época y el llamado pacto a tres que tenía Emily, Susan y su hermano. Quizá esas estructuras no eran tan rígidas como se dice. Cada miembro del pacto ponía sobre la mesa sus condiciones. Auque después no se cumpliera. Entiendo que el matrimonio era un contrato en el cual ambos miembros se beneficiaban, pero el amor era otra cosa. Como Smith-Rosenberg comenta: la amiga íntima del siglo diecinueve era, en ocasiones, una figura más importante en la vida de una mujer que el propio marido.

Esa imagen de fragilidad que se reproduce de su persona es del todo falsa. Fue una mujer valiente para expresar sus deseos físicos y emocionales. Emily describe el cuerpo sexuado de Susan, su cuñada, y lo define como su máximo placer sin tabúes. Es muy difícil situarnos en la experiencia libre de placer, una experiencia fuera del patriarcado y ella lo consigue. Su poesía muestra un lenguaje muy variado y con implicaciones profundas que te transporta a otro lugar. Habla de todo. Sus palabras nos invaden y llenan de amor, de pánico, de separación, de identidad, de lengua, de relaciones, de la muerte, de identidad. Sus alegorías nos muestran cómo ser capaces de romper las reglas para ir más allá. Me ha parecido muy interesante intentar desmenuzarlas para observar detrás. Es un trabajo minucioso pero reconfortante al mismo tiempo. Ser capaz de descifrar sus poemas, o intentarlo al menos, es una experiencia mágica.

Su experiencia con el mundo es del todo universal. Es fácil sentirnos identificadas con su psicología, con su acontecer interno que va más allá. Su historia de amor con Susan recogida en metáforas y alegorías cargadas de sentimientos muestran un vínculo emocional e intelectual inquebrantable. Dar voz a esa historia es algo grande. A veces nos conduce a trascender y a dejarnos llevar a algo más.

Esas otras alegorías en las que oculta un sufrimiento, un abuso que la acompaña durante parte de su vida y que nos transmite rabia, frustración, incomprensión y delirio. Sus ironías exquisitas nos muestran una nueva estrategia expositiva donde el agresor puede ser definido sin miedo.


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